Durante décadas, los conflictos étnico-políticos han desgarrado a las comunidades, causando numerosas muertes y llevando a muchas personas a buscar refugio en los países vecinos. El equipo del Programa Construyendo Confianza en Burundi tiene como objetivo crear confianza y sanar las heridas históricas entre las comunidades afectadas por las divisiones etnopolíticas (grupos étnicos hutu, tutsi y twa).
¿Por qué es necesaria la confianza? Desde su independencia en 1962, Burundi ha experimentado repetidos conflictos violentos. Se produjeron masacres interétnicas a gran escala en 1972, 1988 y 1993, y otra ola de violencia en 2015. A pesar de los diversos intentos de unidad nacional después de cada crisis, incluidos los acuerdos de paz, la sociedad burundesa sigue polarizada. Las heridas psicológicas causadas por toda la violencia, si no se curan, corren el riesgo de transmitirse de generación en generación.
Las personas con heridas psicológicas se reúnen en círculos de paz en los que sus memorias heridas se transforman mediante el intercambio y un profundo trabajo de sanación. Estos círculos de paz incluyen a todas las personas afectadas, es decir, huérfanos, perpetradores y supervivientes.
Los líderes de la comunidad opuesta aprenden a apreciar su historia compartida y a ver la historia desde el punto de vista de la otra parte para crear una nueva narrativa.
